El estrés por calor tiene efectos negativos sobre el bienestar de tus vacas, pero también sobre la producción de leche. Hay que actuar antes de que sea demasiado tarde. Nosotros te mostramos la forma de reconocer los síntomas y te damos consejos prácticos para mitigar el estrés por calor en tus animales.
¿Qué es el estrés por calor y por qué es malo para el bienestar animal?
La temperatura corporal normal de tus vacas está entre 38 y 39 °C. Igual que un motor, estas generan calor cuando están «activas». Rumiar, digerir pienso y producir leche son actividades comunes con las que una vaca produce calor. Pero también absorben el calor del sol. Cuando los animales ya no pueden disipar el calor sudando o respirando, la temperatura de su cuerpo supera los niveles normales y sufren de estrés por calor.
Las vacas lactantes con estrés por calor dejan de comer, ya que al rumiar y digerir la temperatura de sus cuerpos sube aún más. Pero cuando dejan de comer, también desciende su producción de leche. Las vacas con estrés por calor son más vulnerables a las enfermedades y pueden parir terneros bajos de peso, que serán a su vez más propensos a enfermedades y que darán menos leche durante su vida.
Huelga decir que el estrés por calor influye enormemente en la productividad.
¿Qué provoca estrés por calor a tus vacas?
El estrés por calor se produce sobre todo cuando las temperaturas son particularmente altas durante varios días seguidos, especialmente cuando por las noches no refresca lo suficiente como para que tus animales liberen el exceso de calor acumulado durante el día.
La exposición al sol en los días calurosos también contribuye a que las vacas se «sobrecalienten», ya que absorben el calor solar. La ausencia de sombra en las zonas de pasto contribuye al estrés por calor en los días soleados. Pero también la falta de ventilación en la unidad para ganado vacuno y lechero puede causar la acumulación de calor y humedad, no solo en la unidad, sino también en los animales.
El riesgo del estrés por calor es más alto en los animales más débiles. Los ejemplares más jóvenes y más viejos, las vacas en gestación a punto de parir y el ganado con historial de neumonía son más sensibles al estrés por calor. También lo son las vacas de pelaje oscuro, sobre todo cuando están expuestas a la luz solar.
¿Cómo puedes detectar el estrés por calor en tus vacas?
El indicador directo más evidente de estrés por calor es la temperatura corporal de tus vacas. Si ya no pueden eliminar calor, su temperatura corporal sube por encima de sus niveles normales (38 a 39 °C).
Las vacas tratarán de evacuar el calor respirando y sudando. La respiración rápida con la boca abierta y los cuellos estirados son signos de estrés por calor. La frecuencia respiratoria promedio para el ganado lechero adulto está entre 40 y 60 respiraciones por minuto, así que si su respiración sube hasta 100, hay que tomar medidas.
También notarás el estrés por calor en la producción diaria de leche, pero con un retraso de dos días o más. El descenso en la producción de leche está directamente relacionado con el nivel de estrés por calor. Cuanto más grave sea el estrés por calor, más afectará negativamente a tu producción de leche.
¿Qué puedes hacer para impedir el estrés por calor y aumentar el bienestar animal?
Lo primero, asegurarte de que tus animales tengan un acceso al agua adecuado para rehidratarse (igual que los humanos, sudan para refrescarse). Es necesario bajar los niveles de temperatura y humedad para aliviar a tus animales. Estas son algunas formas de hacerlo:
Evita la exposición al sol para que el ganado pueda pastar en zonas con sombra o que permanezca en interiores.
No dejes que entre calor en tu nave pero permite la entrada de la luz natural.
Genera suficiente ventilación, evita que las vacas se apelotonen.
Enfría la nave instalando ventiladores, nebulizadores u otros sistemas de refrigeración.
El diseño de tu nave para ganado vacuno lechero influirá enormemente sobre los riesgos de estrés por calor. Es importante prever una ventilación suficiente, pero también una cubierta con las propiedades térmicas correctas. Las placas de fibrocemento Euronit son ideales para impedir la entrada del calor, ya que no conducen calor ni se calientan. Los paneles traslúcidos compatibles dejan pasar la luz, pero un recubrimiento exclusivo refleja el sol e impide el efecto invernadero.
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